El valor del silencio – Aprendemos a escuchar
- Gabriel Gómez Yagüe
- 23 jul
- 2 Min. de lectura
Objetivo de la sesión: Reflexionar sobre la importancia del silencio como facilitador de la comunicación y del aprendizaje, y tomar conciencia de los ruidos que generamos sin darnos cuenta. La actividad propone experimentar el silencio y fomentar el respeto al entorno sonoro compartido.
Introducción a la sesión
Comenzamos explicando al alumnado que en muchas ocasiones el silencio no es solo ausencia de ruido, sino una herramienta poderosa para mejorar la concentración, la convivencia y el respeto.Preguntamos al grupo:
“¿Pensáis que el silencio es necesario en clase? ¿En qué momentos?”
“¿Creéis que hacemos más ruido del que somos conscientes?”
A continuación, les explicamos que hoy vamos a hacer una dinámica para experimentar y valorar el silencio de una forma diferente y divertida.
Parte 1: Escuchamos el silencio
El tutor/a pide a toda la clase que cierren los ojos y guarden silencio absoluto durante unos segundos.
En ese tiempo, el alumnado debe prestar atención a todos los sonidos del aula y del entorno.
Después, se les pregunta:
“¿Qué sonidos habéis oído?”
“¿Alguno que normalmente pasa desapercibido?”
Esto ayuda a tomar conciencia del entorno sonoro y de cuántas cosas ocurren sin que prestemos atención.
Parte 2: Adivina el sonido
De nuevo con los ojos cerrados, el tutor/a realiza pequeños ruidos con distintos objetos cotidianos (llaves, papel arrugado, una silla que se arrastra, un estuche que se abre…).
El alumnado debe adivinar el objeto solo por el sonido.
Esta parte refuerza la concentración auditiva y permite comprender lo reconocibles que pueden ser los ruidos que generamos sin darnos cuenta.
Parte 3: El Rey del Silencio
Una dinámica lúdica para trabajar la autorregulación del ruido:
El tutor elige un/a alumno/a para que sea el Rey o Reina del Silencio y se siente en una “silla del trono” (puede improvisarse con una silla especial).
El Rey del Silencio llama en voz alta a un compañero/a.
Esa persona debe acercarse al trono sin hacer ningún ruido.
Si hace ruido, debe volver a su sitio y el Rey elige a otra persona.
Si consigue llegar en silencio absoluto, pasa a ser el nuevo Rey/Reina del Silencio.
Es recomendable comenzar eligiendo como primer Rey a un alumno/a que habitualmente tenga conducta más inquieta, para favorecer su implicación.
Cierre de la sesión: Reflexión final
Para trabajar la metacognición, el tutor plantea al grupo estas preguntas:
“¿En qué momentos crees que es importante que haya silencio en clase?”
“¿Qué problemas puede causar el ruido en el aula?”
“¿Cuándo valoras tú personalmente el silencio?”
Mensaje final del tutor/a:
“El silencio no siempre es aburrido ni negativo. A veces, es una forma de respeto, de escucha y de cuidado. Aprender a estar en silencio también es aprender a convivir.”
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